Una reforma en profundidad de una vivienda suele llevar aparejado un cambio de ventanas. Sobre todo si la vivienda ya tiene muchos años. En este caso, gracias a que hay varios tipos de ventanas, continuar con las mismas no sólo puede conllevar que su estilo quede desfasado con respecto al que tendrá tras la remodelación el interior. También un gasto energético mucho mayor. Esto se debe a que, generalmente, una ventana con una cierta antigüedad tendrá sus componentes desgastados. Por tanto, el aire del exterior y el interior de la vivienda se escapará por sus juntas.

Cambiar las ventanas, además de mejorar el aislamiento de la vivienda, no sólo reducirá la factura de la calefacción en invierno y del aire acondicionado en verano. También ofrece la oportunidad de adecuar el estilo y los tipos de ventanas al de la vivienda. Atrás quedaron las tristes ventanas de aluminio color plateado. O las de madera pintada de colores. Los distintos materiales, acabados y colores de las ventanas actuales permiten dotar a la vivienda de un nuevo aire tras una reforma. Tanto de cara al exterior como al interior.

Tipos de ventanas que se pueden instalar

En la actualidad, la cantidad de materiales que se pueden utilizar en la instalación de una ventana son bastante más numerosos que hace unos años. También muy versátiles y combinables. En ellas pueden encajar todo tipo de cristales y contar con todo tipo de cierres. También es posible que las ventanas puedan diseñarse y fabricarse en función de la forma y dimensiones de la ventana. Siempre dependiendo, claro está, del tipo de material que se elija para la ventana.

Generalmente, a pesar de que hay una amplia variedad de materiales, los que se suelen utilizar más son tres: madera, PVC y aluminio. Sobre todo estos dos últimos. Las de madera no son muy habituales en las ciudades. Pero su instalación es más frecuente en localidades pequeñas y en casas de ambiente rústico. Entre sus ventajas está la de proporcionar un ambiente muy acogedor a las casas que las tienen. Además, proporcionan un aislamiento bastante notable.

En cuando a los inconvenientes de este tipo de ventana está sobre todo su mantenimiento. Es imprescindible cuidarlas más, debido a que suelen deteriorarse más que las ventanas de otro tipo por culpa de los elementos y el paso del tiempo. Para que estén lo mejor posible, es necesario barnizarlas o limpiar la madera a fondo cada cierto tiempo. Dependerá del tratamiento que lleven.

Ventanas de PVC y aluminio, las más populares

A pesar de que las de madera pueden ser las más acogedoras, los tipos de ventanas más populares son las de PVC y aluminio. Las primeras han cambiado mucho desde que llegaron al mercado, aunque siguen manteniendo un elevado nivel de aislamiento. Pero últimamente han añadido a sus características un buen grado de insonorización, lo que ha hecho subir su demanda. A su favor también juega el hecho de que su mantenimiento es sencillo. Y que se adapta a cualquier ambiente, dado que están disponibles en varios colores y acabados. Incluso en madera.

En cuanto a las ventanas de aluminio, ofrecen una gran resistencia a los cambios de temperatura. También a los efectos de la luz solar y a los del tiempo en los climas duros. Por tanto, son muy apreciadas en climas donde hace mucho calor o mucho frío. O donde hay muchas contrastes entre verano e invierno. Dentro de este tipo de ventanas, las que cuentan con rotura de puente térmico son las que más nivel de aislamiento ofrecen. Y al igual que las de PVC, se pueden instalar de diversos colores y acabados.