Ahora, sí. Es el momento de la colaboración público-privada.

Al hilo de la esperada implementación del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia que supondrá una fuente de financiación adicional para España de casi 140.000 millones de euros, ha vuelto al debate público sobre la necesidad de contar con un modelo adecuado de colaboración público-privada que permita canalizar las inversiones con la agilidad requerida por este nuevo instrumento europeo y, además, multiplicar el efecto económico de los fondos recibidos en nuestro tejido productivo. Por tanto, parece necesario introducir estos modelos de trabajo de forma obligada y urgente.

El Gobierno español reconocía el efecto expansivo de la inversión público-privada, cifrándolo en 1 a 4; es decir, el empleo de este tipo de fórmulas de cooperación permite atraer hasta 4 euros de inversión privada por cada euro público invertido. Admitiéndose generalmente las bondades de la colaboración público-privada, debemos preguntarnos cuáles son las razones por las que nuestras Administraciones Públicas no apuestan por esta fórmula de forma rotunda y por qué han fracasado muchos de los proyectos licitados bajo este esquema de colaboración.

¿Es nuestro problema la falta de confianza?