Está demostrado que la microganularización de los agentes que conforman el ciclo de vida de un proyecto de construcción, genera un entorno frágil, un entorno más de supervivencia que de productividad.

La falta de incentivos económicos, los pagos en plazos excesivos -incluso fuera de la ley-, las licitaciones -donde aún se admiten bajas temerarias-… generan un contexto contrario al de un ecosistema empresarial eficiente.

Debemos obtener beneficios razonables por nuestra actividad en vez de entrar en una «rat race» donde debemos tomar nuevos trabajos que no generan dividendos, pero generan una continuidad de trabajo.

Al mismo tiempo, nos encontramos con un sector con una incidencia mínima en términos de exportación.

Pero vayamos a «Misión Imposible», y tratemos de transformar nuestra actividad en una actividad marcada por una buena productividad y unos números que permitan asimismo la reinversión, el crecimiento, la investigación y desarrollo, etc.

¡No podemos decir que no!