Los métodos colaborativos necesitan de un modelo de contratación distinto. Hacer un único contrato para todos los agentes que intervienen rompe los esquemas tradicionales donde el beneficio individual es lo que prevalece.
El contrato colaborativo aboga por entender que al menos tres agentes deben estar alineados: el promotor, el arquitecto y el constructor. Esta multiplicidad de «players» genera unos inputs totalmente distintos a los que estábamos acostumbrados. Su objetivo: cumplir con el presupuesto y el plazo de entrega.