La cantidad de desperfectos y defectos constructivos son una constante que provoca un alud de reclamaciones por parte de los clientes que hay que gestionar y resarcir. Esto genera un enorme gasto de recursos, deteriora la imagen de marca del promotor y mina la reputación del sector. Este grupo de trabajo identifica los “tajos” más sensibles de cara al cliente y apunta las líneas que seguirán para innovar en procesos y evitar estos problemas.